Odontología General, Implantología, Estética Dental, Endodoncia, Ortodoncia, Periodoncia.
En Poliklinik contamos con profesionales altamente cualificados y experimentados en el sector de la odontología en general para prestar un servicio óptimo a todos nuestros pacientes y que queden plenamente satisfechos con nuestro trabajo en la localidad de Playa Blanca (Yaiza).
Cuándo comenzar con la higiene bucal de nuestro bebé o cómo realizarla suelen ser algunas de las dudas que surgen a los padres... Aquí les daremos algunas respuestas.
Si, es de vital importancia porque la succión del pecho es una actividad esencial para el correcto crecimiento y desarrollo de su boca. Además, la leche materna contiene anticuerpos responsables de la defensa de su organismo.
Intente que el orificio del biberón tenga un flujo similar al de los senos para que el bebé realice los ejercicios de succión necesarios. Nunca añadir azúcar, miel, endulzantes o cereales al biberón. Los zumos en taza, no en biberón, y a partir del primer diente evitar el biberón nocturno o realizar la limpieza bucal antes de dormir. Limitar el uso del biberón a los 12-18 meses, después los líquidos en la taza.
No recomendamos su uso ya que la lactancia materna suple todas las necesidades de la fase oral. Sin embargo, algunos ortodoncistas lo recomiendan para evitar la succión del dedo, que tiene secuelas más graves. Debe limitarse su uso a los 18-24 meses, ya que existe una fuerte asociación entre este hábito y la alteración de la lengua, que puede ocasionar maloclusiones (malas mordidas).
Se trata de un hábito reflejo y natural en muchos bebés durante los primeros meses (incluso dentro de la barriga). Pero si persiste se convierte en un hábito muy difícil de eliminar y a largo plazo ocasiona graves secuelas en la mordida. Si tiene más de 3 años y aún se chupa el dedo, consulte al ortodoncista o al odontopediatra para que le asesore.
Una boca libre de caries en la infancia está directamente relacionada con una boca sana en la edad adulta y, si existe infección en los dientes de leche, los dientes permanentes -que se encuentran por debajo- se pueden ver afectados. Además los dientes de leche sirven para que mastique bien, hable correctamente y mantener el lugar para los permanentes.
Dolor intenso, visitas de urgencia y hospitalizaciones por infección facial. Además un coste elevado de tratamiento, mayor índice de caries en los dientes permanentes y afectación de los dientes permanentes.
¡Empiece ya! Lo ideal es antes de la erupción de los dientes de leche, masajeando sus encías con una gasa o un paño limpio humedecido en agua. Una vez hayan salido, la limpieza es obligatoria. Utiliza una gasa humedecida o un dedal suave, al menos dos veces al día. A partir del año, utilice un cepillo dental infantil de cerdas suaves y realice el cepillado al menos 2 veces al día. A partir de la erupción de las muelas (18-24 meses) pasa un hilo dental entre las zonas de contacto de éstas, cada noche. Recuerde que los niños hasta los 5 años no tienen la habilidad suficiente para realizar una higiene bucal eficaz.
Debes ir al dentista para que te enseñe las herramientas para que tu hijo nunca padezca de caries, no para tratarlo. Los consejos y el asesoramiento temprano te ayudarán a que nunca sufra de un dolor de muelas o pase por una anestesia local. Para más información, contacte con nosotros.
El embarazo comporta una serie de cambios orgánicos y de conducta que pueden repercutir en la cavidad bucal provocando un mayor riesgo de caries y de enfermedad de las encías. Por ello, cuando la mujer sepa de su embarazo, debería solicitar una visita de revisión con su odontólogo, que le indicará si tiene alguna patología y realizará los tratamientos preventivos necesarios.
Es muy importante que durante el embarazo mantengas una correcta higiene oral y sigas una dieta equilibrada.
Los cambios hormonales que acompañan al embarazo favorecen la aparición de gingivitis.
La gingivitis es una inflamación y enrojecimiento de las encías que puede provocar dolor generalizado de la boca y una mayor tendencia al sangrado. Los problemas de las encías aparecen a menudo durante el segundo mes del embarazo, suelen ser máximos en el octavo mes y mejoran embarazo y salud bucodental tras el parto. Si antes del embarazo ya tenías problemas gingivales o enfermedad periodontal probablemente se agraven.
Durante el segundo trimestre también puede aparecer un “granuloma del embarazo”. Es una lesión abultada localizada en la encía y que sangra con facilidad. La mayoría disminuyen de tamaño o desaparecen tras el parto.
Los cambios hormonales del embarazo no podemos controlarlos pero sí está en tu mano eliminar el resto de factores que provocan gingivitis y que son principalmente: la placa dental (hay que limpiar cada día los dientes) y el sarro (deberás realizar una limpieza de boca con tu odontólogo).
El embarazo no es una enfermedad por lo que la embarazada puede recibir el tratamiento dental que precise. Durante el primer trimestre se suelen realizan sólo tratamientos de urgencia, ya que es durante el primer trimestre cuando se van a formar las estructuras principales, tales como el sistema nervioso central con el cerebro, el corazón y el sistema vascular, etc…
El segundo trimestre suele ser el momento ideal para realizar cualquier tratamiento dental, no existiendo ningún problema en utilizar anestesia local para asegurar la analgesia durante el tratamiento. El odontólogo usará fármacos anestésicos que no afectarán a tu bebé.
El examen radiográfico es un importante instrumento diagnóstico y de seguimiento de algunos tratamientos dentales. El haz de rayos radiográficos no va dirigido hacia el abdomen y la cantidad de radiación que se produce es pequeña, por lo que podrán realizarse radiografías dentales durante el embarazo siempre y cuando se ponga un delantal de plomo que cubra el abdomen de la embarazada y proteja al bebé.
En el último trimestre del embarazo puede resultar molesto permanecer sentada en el sillón dental durante un período prolongado de tiempo y es por ello que se procura evitar la realización de tratamientos largos, aunque no existe inconveniente en practicar tratamientos dentales. El dentista se ocupará de que el abdomen no dificulte el retorno venoso de tus piernas.
Los dientes y las prótesis de las personas que fuman se tiñen incluso más que en el caso de los consumidores de café o té.
Es más frecuente el mal aliento en los fumadores.
El fumar favorece la presencia de arrugas en la cara.
La capacidad de distinguir los olores se ve disminuida en los fumadores.
Conforme pasa el tiempo, los exfumadores van recuperando paulatinamente la percepción de los olores y sabores.
El consumo de tabaco retrasa la cicatrización de las heridas en la boca.
Los fumadores sufren mayor dolor tras la extracción de piezas dentales.
Se da una menor predisposición y severidad de la enfermedad periodontal en exfumadores que en quienes continúan fumando.
La recuperación de los tejidos que rodean el diente es más lenta en fumadores.
El tabaco es un factor de riesgo para que los portadores de implantes dentales sufran enfermedades periimplantarias (inflamación de los tejidos que rodean al implante).
Fumar dificulta el mantenimiento de la salud de los implantes a largo plazo.
Los fumadores empedernidos suelen presentar lesiones blancas en el paladar duro, a menudo combinadas con lesiones rojas, localizadas en la zona central en forma de pequeños nódulos elevados.
Este cuadro, llamado palatitisnicotínica (paladar del fumador), desaparece al poco tiempo de dejar de fumar.
La mucosa oral de los fumadores se pigmenta por melanina en un 30% de los casos.
No es una lesión premaligna y la pigmentación es reversible.
El tabaco predispone a la infección por el hongo CandidaAlbicans.
Clínicamente está demostrado que algunas candidiasis desaparecen simplemente por dejar de fumar.
El humo del tabaco irrita las membranas de la mucosa oral de una forma crónica, lo que puede desencadenar lesiones o úlceras que deriven en cáncer oral.
La leucoplasia es la lesión potencialmente maligna más frecuente en las membranas mucosas de la boca.
Se da seis veces más entre los fumadores.
El reducir o abandonar el consumo del tabaco puede llevar a la regresión o desaparición de esta lesión.
En la saliva de los fumadores pueden encontrarse unas moléculas que son potencialmente carcinógenas.
Está claramente demostrada la relación entre el consumo de tabaco y el riesgo de desarrollar cáncer oral.
El cáncer oral afecta generalmente al tejido de los labios, la lengua, las glándulas salivales, el revestimiento de las mejillas, las encías o el paladar.
Tanto fumar como otros hábitos como mascarlo están asociados con casi el 80% de los casos de cáncer oral.
La biopsia oral, que puede realizar el dentista, es el mejor medio para saber si una lesión oral es un cáncer o un precáncer, con lo que podremos tener un diagnostico precoz y mejorar las probabilidades de supervivencia.
Comienza un proceso degenerativo que puede terminar con la pérdida de todos los dientes y con todos los problemas que esto supone: problemas estéticos, psicológicos (ansiedad, depresión…), digestivos, movilidad de dientes adyacentes o pérdida de hueso maxilar.
Existen varias soluciones: dentadura postiza, puentes o implantes dentales.
Son raíces artificiales de titanio que sustituyen a las raíces naturales de los dientes. Sobre los implantes se colocarán los nuevos dientes que proporcionarán los mejores resultados funcionales, estéticos y duraderos que hay en la actualidad a la hora de sustituir uno o más dientes.
Si a usted le faltan uno, varios o todos los dientes o su dentadura removible le causa problemas, sí puede. En un principio, prácticamente todas las personas pueden pero será su dentista quien, tras un pequeño estudio, se lo confirmará.
Ofrecen un aspecto y una funcionalidad muy similar a los dientes naturales ofreciendo gran comodidad, seguridad y confianza. Mantienen la anatomía facial: la ausencia de otros dientes suele conllevar la pérdida progresiva de hueso del maxilar o mandíbula. La colocación de implantes ayuda a frenar esa pérdida y facilita el mantenimiento de su anatomía facial. Mantienen sus dientes sanos: los implantes permiten reponer una pieza dental sin tallar los dientes vecinos como ocurre con las coronas (fundas) y puentes tradicionales.
No. Es prácticamente imposible distinguir un diente natural de un diente soportado por un implante.
Tras un estudio por Implantes dentales parte de su especialista se podrá proceder a la colocación de los implantes mediante una intervención quirúrgica, que en una o dos horas puede estar realizada. El resto del tratamiento no tiene una duración fija pero suele durar desde unos días a pocos meses. Tras el proceso de osteointegración del implante, el protésico confeccionará un diente que se fijará al implante.
No. Es una cirugía que se realiza con anestesia local y requiere uno o dos días de postoperatorio. El dolor se controla con analgésicos comunes. Es parecido a extraer una muela.
Una vez que el tratamiento ha terminado, deberá tener los mismos cuidados en cuanto a higiene que con sus dientes naturales. Su dentista le aconsejará sobre ellos. Mantenimiento de los implantes dentales: Es muy importante mantener una correcta higiene tanto de la pieza colocada como de la encía que la rodea. Debe seguir estos 5 sencillos pasos:
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Es una enfermedad producida por las bacterias de la cavidad oral, que convierten el azúcar en un ácido capaz de disolver el esmalte del diente.
El riesgo de caries dental es muy grande si se toman alimentos o bebidas que contengan azúcar varias veces al día. Se puede prevenir no ingiriendo alimentos con azúcar diariamente o cepillándose justo después de comer azúcar.
El esmalte, la cubierta externa de los dientes, es el tejido más duro y mineralizado del organismo. La caries dental comienza en el esmalte, donde el ácido producido por las bacterias de la boca disuelve su superficie. El esmalte adopta un color blanquecino pero continúa siendo liso. Si progresa, el proceso de caries penetrará y producirá irregularidades en la superficie del esmalte, sin embargo aún no existe cavidad. Si la caries se detecta en esta etapa, el daño se puede revertir con una mineralización de la superficie afectada del esmalte, con sales de calcio procedente de la saliva. Si la caries no se detiene y se permite que progrese, la superficie del esmalte se socava y aparece una cavidad. Aunque la cavidad parezca poco profunda ya existe penetración hasta la dentina.
Los dientes deben tratarse con rapidez cuando la caries alcanza la dentina, ya que de no ser así, sustancias bacterianas llegan a la pulpa a través de los túbulos dentinarios y provocan una inflamación pulpar. Si se elimina el tejido careado y se restaura el diente, es posible que la inflamación pulpar se detenga, y que los síntomas desaparezcan.
Es mejor prevenir que curar. El flúor es un nutriente esencial que mejora la calidad del esmalte dental, logrando que los dientes sean más resistentes a la caries. El uso de pastas dentífricas con flúor es una medida preventiva muy útil para evitar la aparición de la caries. Dependiendo de la edad deberá utilizar una concentración y cantidades diferentes. La práctica de hacer gárgaras con líquidos fluorados es un procedimiento sencillo y eficaz en la prevención de la caries.
Disminución en su desarrollo físico.
Coste elevado de tratamiento.
Mayor índice de caries en los dientes permanentes.
Afectación de los dientes permanentes (del esmalte, del camino de erupción, de la posición de estos en la arcada, etc.).
Dolor intenso, visitas de urgencia y hospitalizaciones por infección facial.
La pérdida de un diente puede generar una serie de problemas en nuestra boca, que a lo largo del tiempo se irán agravando en mayor o menor medida. Durante la masticación se produce un impacto de alimentos contra la encía (imagen superior) que puede dañarla y generar molestias. Esto dificulta y hace incomoda dicha función con lo que tendemos a masticar más por el otro lado, provocando un mayor desgaste de éste último.
La ausencia de contactos provoca una movilización de los dientes adyacentes al espacio vacío, que buscan un contacto con el diente perdido inclinándose y cerrando el espacio. Del mismo modo, el diente contrario erupciona buscando el contacto correspondiente. Esta movilización generalizada puede provocar a su vez otros problemas, los contactos interdentales se vuelven irregulares, incluso se abren facilitando así la retención de alimentos entre los dientes y por ello la aparición de caries.
Además, la nueva posición de los dientes dificulta la higiene y genera espacios en donde puede formarse sarro con facilidad, favoreciendo la aparición de periodontitis. Esto suele ser especialmente grave en el caso del diente contrario, ya que al erupcionar excesivamente, disminuye la porción de raíz que permanece dentro del hueso, pudiendo incluso presentar movilidad. La alteración de la posición de los dientes genera numerosos contactos indebidos en la masticación, forzando cargas sobre ellos y causando desgastes prematuros. La sobrecarga masticatoria provoca a su vez un empeoramiento del estado periodontal del diente, generando más movilidad y dolor, llegando incluso a poner en peligro su continuidad en la boca. Para corregir esta situación no solo debemos reponer el diente que falta, sino también restaurar la relación de mordida a su punto original, obligándonos en muchos casos a realizar tratamientos complejos que incluso podemos necesitar endodoncias en los dientes que más se han movido. Por todo ello, es muy importante que ante la pérdida de un diente lo restauremos cuanto antes, evitando así en la medida de lo posible todos los problemas que puede provocar.
Los dientes son la única parte del cuerpo humano que no se regeneran por sí mismos; por eso la detección precoz de las caries es fundamental para evitar males mayores.
La caries dental es una infección del diente; es una enfermedad bacteriana destructiva de las estructuras dentales producida por microbios que viven en nuestra boca.
La caries de la primera infancia o “Caries del Biberón” puede producirse desde el mismo instante en que aparecen los primeros dientes del niño.
Por la confluencia de varios factores, principalmente las bacterias que producen ácido, los dientes susceptibles, los hidratos de carbono fermentados (dulces, leches…), el tiempo ( la frecuencia con que los dientes están expuestos a los ácidos derivados del azúcar) y la calidad de la higiene oral. Todo ello provoca un estado idóneo para la rápida propagación de las bacterias que provocan los ácidos que deshacen el esmalte del diente.
La caries la ha de diagnosticar el dentista. Si son los padres los que la observan, ya suele ser tarde. La primera señal es la aparición de un cambio de color en el diente que se vuelve blanquecino y sin brillo. En una fase más avanzada, se observa un borde amarillo, marrón o negro en la zona.
Si la caries sólo afecta al esmalte no produce dolor pero si la lesión se extiende, llegando al tejido interior del diente -la dentina-, la ingesta de dulces y bebidas frías o calientes provoca dolor.
El principal amigo de las caries es la falta de una higiene correcta. También los caramelos, bebidas refrescantes, zumos con azúcares añadidos, etc.; pero incluso, el pan, la bollería y la pasta son harinas y en su metabolización se producen azúcares que, al descomponerse, producirán ácido.
Los microbios que provocan la caries son adquiridos y existen diferentes formas de transmisión de los mismos a la boca del niño, como usar nuestra boca para limpiar un chupete, la tetina del biberón o una cuchara, cortarles los alimentos con nuestros dientes o la costumbre de besar a los hijos en la boca. No tiene que ver que los adultos tengan caries o no, simplemente el intercambio de saliva podrá transferir estos gérmenes a la boca del pequeño. Por ello, la principal recomendación es limpiar los chupetes con agua, nunca con la boca, y prescindir de los besos en la boca.
Inicialmente, habrá de distinguirse si se trata de dentición primaria o permanente ya que, en función de la patología que presente el diente, el tratamiento podrá ser diferente dependiendo de la dentición de que se trate. Sólo se extrae el diente cuando no hay más remedio; es decir, cuando la infección obliga a su extracción porque se han destruido las raíces del diente y éste es inviable. En estos casos, siempre hay que instalar un mantenedor de espacio para evitar que se pierda el espacio necesario para la correcta ubicación del diente permanente.
Cualquier infección en el diente temporal que progrese por la raíz creará una bolsa de pus que afectará al diente permanente. Hay que llevar a los niños al especialista en odontopediatría cada 6 meses para que les revisen los dientes y poder prevenir las posibles enfermedades.
Hasta el primer año basta limpiar los dientes con una pequeña gasa humedecida. A partir de los dos años se introduce el cepillo, de cabezal pequeño y cerdas suaves. Los padres tienen la labor de enseñar al pequeño, pasándole el cepillo con delicadeza, después de cada comida.
La periodontitis es una patología que afecta a los tejidos que sostienen los dientes pudiendo causar perdida de dientes, lo que produce efectos sobre la estética y sobre funciones como la masticación; son patologías infecciosas, causadas por bacterias, aunque la etiología es multifactorial y también influyen factores genéticos, ambientales, locales, etc.
La diabetes mellitus incluye un grupo de enfermedades metabólicas, con alteración en el metabolismo de los carbohidratos, en las que la glucosa está infrautilizada y sobreproducida, lo que conduce a un aumento de la glucosa en sangre.
Hay varios tipos de diabetes: la diabetes mellitus tipo 1, representa el 5-10% de los casos; el tipo 2 (85-95% de los casos) se produce por una combinación de resistencia a la insulina y una inadecuada secreción de la misma, la diabetes mellitus gestacional, aparece en el embarazo (5-15% de los embarazos), con un comportamiento similar a la tipo 2 y desaparece tras dar a luz; y hay otras formas especificas, como las de origen genético o infeccioso.
Actualmente, el 13.8% de la población española(aproximadamente 5.3 millones de personas), mayor de 18 años, sufre diabetes tipo 2. El 6% de la población española tiene diabetes pero no ha sido diagnosticada todavía.
La asociación entre estas dos enfermedades es bidireccional, es decir, que no solo la diabetes aumenta el riesgo de sufrir enfermedades periodontales sino que las enfermedades periodontales pueden afectar a la diabetes, perjudicando el control de la glucemia.
La diabetes es más frecuente en individuos con enfermedades periodontales. El tratamiento periodontal podría mejorar el control de la glucemia en pacientes diabéticos. Las enfermedades periodontales aumentan el riesgo de sufrir las complicaciones asociadas a la diabetes.
Las enfermedades periodontales progresan más rápido en diabéticos y son más frecuentes y progresan aún más rápido en diabéticos mal controlados. El tratamiento de las enfermedades periodontales es tan efectivo en diabéticos como en no diabéticos.
La periodontitis es una patología que afecta al periodonto, es decir, a los tejidos que sostienen los dientes; son patologías infecciosas, causadas por bacterias, aunque la etiología es multifactorial y también influyen factores genéticos, ambientales, locales, etc.
Hay dos grandes grupos de enfermedades periodontales. Cuando se afecta únicamente la encía, causando un proceso inflamatorio reversible, se denomina gingivitis. Si la gingivitis se mantiene mucho tiempo y además se dan otros factores (genéticos, ambientales, locales…), se inicia la periodontitis (común, aunque incorrectamente llamada “piorrea”), en la que además de la inflamación de la encía ya mencionada, se produce una destrucción más profunda que afecta a los otros tejidos del periodonto, es decir, el ligamento periodontal, el cemento del diente y el hueso alveolar. Esta destrucción es además irreversible y favorece la progresión de la enfermedad al crear un espacio debajo de la encía que se denomina bolsa periodontal, en el que cada vez se acumulan más bacterias que pueden poner en peligro la supervivencia de los dientes.
Las enfermedades periodontales pueden tener dos tipos de consecuencias, a nivel local (en la boca) y a nivel sistémico (en el resto del cuerpo). A nivel local la consecuencia más importante es la pérdida de dientes, lo que produce efectos sobre la estética y sobre funciones como la masticación. Pero, además puede causar sangrado de encías, mal aliento, retracción, movilidad de los dientes, dolor (aunque no es frecuente). A nivel del resto del cuerpo, la presencia de gran cantidad de bacterias debajo de la encía hace que puedan pasar a la sangre y, ya sea directamente o por la inflamación sistémica que generan, afectar a otros lugares del organismo: aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, riesgo de descompensación de diabetes, en embarazadas riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y preeclampsia. Cada vez hay más evidencia que asocia la enfermedad periodontal con la neumonía nosocomial en ambientes hospitalarios, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, artritis reumatoide, enfermedad renal crónica, deterioro cognitivo y obesidad.
En España, en adultos entre 34-45 años, solo el 14.8% tendría las encías sanas, el 59.8% tendría gingivitis, y el 25.4% periodontitis. En personas de 65-74 años, solo el 10.3% tendría las encías sanas; el resto tendría algún tipo de enfermedad periodontal: 51.6% tendría gingivitis y el 38% periodontitis.
Por cualquiera de estas razones: Si ha pasado más de un año desde tu última visita al dentista, si te sangran las encías al cepillarte, si tienes pensado quedarte embarazada, si se te mueve algún diente, si ves espacios entre algún diente, si eres diabético, si has tenido alguna enfermedad cardiovascular o factores de riesgo, etc.